Un paseo por el noroeste italiano

Playas mediterráneas, valles encantados, montañas gigantes, nieves perpetuas, lagos, pueblos serranos… El gran arco italiano que se extiende de Liguria al Trentino alberga una geografía tan rica y dispar como la gente que vive entre sus pliegues.

La carretera que bordea la Riviera de Poniente, de Ventimiglia a Génova, parece una diversión de parque de atracciones. Los puentes elevados sobre el mar o la tierra y los túneles se suceden una tras otros, llegando casi a la centena.

A la derecha del camino, el mar permanece casi inmóvil; a la izquierda, la montaña se desliza abruptamente como si tuviera prisa por llegar a la orilla para formar playas, calas, bahías y cabos, donde se acomodan embarcaciones al abrigo de los puertos deportivos.

En su caída, este encuentro entre los Apeninos y los Alpes genera que la tierra de Liguria se llene de bancales donde crecen los viñas, el olivo, el melocotón y casi todas las flores que se venden en Italia, especialmente el clavel y la azucena.

En menos de 10 kilómetros el desnivel desde el mar ligur alcanza los 2.200 metros en el monte Saccarello, junto a la frontera con Francia, pasando como un rayo del pescador al agricultor, y éste, al montañés; del paisaje marítimo mediterráneo a la geografía agreste de altura.

Si se atraviesa el Piamonte, hacia el norte, aparecen pueblos formados por casas rústicas apretadas en torno a su iglesia, y siguiendo un poco más en el camino nos deslumbrará una de las cimas más elevadas de europa, el Mont Blanc.

Por estos parajes donde hace unos 5 mil años habitaron pobladores neolíticos y de la temprana edad del bronce, que dejaron sus pinturas en las paredes de cuevas y cavernas, vive, hoy, gente difícil de entender, no tanto por su forma de comprender la existencia, sino porque unos hablan un extraño italiano, otros un extraño francés e incluso algunos un dialecto alemán.

Hacia el este, las montañas alpinas se convierten en una corona que adorna las alturas de Lombardía y de la ciudad de Milán, sobre la que se engarzan lagos como piedras preciosas relucientes ante el brillo del sol o la luz titilante de la luna. Vecina de Lombardía se encuentra Trentino, tierra que surgió como provincia italiana al término de la Primera Guerra Mundial, con parcelas tomadas de la derrotada Austria.

La extensa variedad de ciudades para conocer en el noroeste italiano, e incluso la posibilidad de visitar otros países vecinos, permite a los turistas vivir experiencias únicas apreciando las diferentes culturas de las regiones. Uno de los servicios más utilizados por los viajantes para desarrollar esta empresa es trasladarse a través de autos de alquiler, como los que propone la agencia internacional Hertz.

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